El real decreto de atribuciones 902/1977 de 1 de abril, ampara y legitima al diseñador de interiores para ejercitar la profesión dentro de los limites que la circunscriben.
Los Ayuntamientos, que son los que principalmente exigen esos permisos, están obligados por ley a conceder los respectivos permisos de licencia de obras si se cumplen todas las normativas vigentes.